Así es, hoy es el día del Periodista, y como todos merecen un lugar, teclado bloqueado les saluda cordialmente. Y les dice que no se preocupen por gente como nosotros; somos meros aficionados, y ustedes son los expertos en la materia :P
Mis especiales felicitaciones a Dianita Reinosa, comunicadora social, que se le recuerda con cariño desde por acá... y pues que muy amablemente me ha permitido colgar una columna de opinión que ha hecho aquí, para demostrarles que de los periodistas a Daniel y yo, ¡hay un abismo!
MI LLANO ES UN PARAÍSO
Ay! mi llanura...
Embrujo verde donde el azul del cielo
Se confunde con tu suelo
En la inmensa lejanía.
Pequeña para muchos pero muy grande para mí, de innumerables y valiosos recuerdos, llena de amigos, desorden, rumbas, primeros amores, primeras desilusiones, primeros actos de rebeldía, donde sentí lo que es vivir lejos de casa. Así es la puerta al Llano, Villavicencio, una ciudad con la que siento una enorme atracción, una inevitable conexión. El viaje a Villavo es todo un ritual para mí, no es lo mismo hacerlo vía aérea o hacerlo vía terrestre, al ir vía terrestre tenía más tiempo de pensar en lo que iba a hacer, la parada obligada en los paraderos cerca de Caqueza y lo que mas disfruto el inigualable paisaje que esa vía tiene con sus cambios de clima, inmensas montañas y exuberantes ríos. Inexplicable es la sensación al momento de iniciar el túnel de Bellavista porque eso significaba que me separaban escasos 4.5Km, para llegar al Llano Y la grata bienvenida al encontrarme con el Parque de los Centauros.
Mi felicidad llegaba al punto máximo cuando arribaba a la casa de mi abuelita donde con un abrazo “rompe huesos” me daba cuenta que mi llegada, no era el resultado de uno de mis sueños y que en realidad ya habían pasado 9 horas de camino.
Gracias a las tardes calurosas y soleadas donde con mis amigos comparábamos Cali vs. Villavo y nos reíamos a raudales cuando intentaban imitar a los caleños con el “mirá vééé” Esperando con ansia el viernes para poder ir a rumbear y añorar el Sábado para ir a cualquier río… Río… Nada como las aguas majestuosas, frescas y cristalinas del río Ariari. No soy del plan del sancocho de río pero solo allí puedo darme ese lujo de disfrutarlo al 100%.
La casa de mi abuelita (materna) eterno punto de encuentro de toda la familia, donde siempre son bien atendidos los visitantes, con desayunos dignos de dioses, con la arepa y el inigualable café de la abuelita algo que no se perdona.
La madrugada a las 3 AM donde salíamos con destino al Alto de Menegua (centro geográfico de Colombia) y disfrutábamos del mejor paisaje que el Llano puede ofrecer: el amanecer llanero, donde el sol parece brotar del centro de la tierra con toda su magnitud y grandeza como si fuera una enorme bola de fuego incontrolable, junto con el recorrido del río Meta hacen un gran complemento a ese acto puro y hermoso que nos da la naturaleza.
Las idas con mi tía los domingos por la tarde a Restrepo donde nos atiborrábamos de pan de arroz con avena. Y por supuesto la original ternera a la llanera (mamona), carne de inigualable sabor, asada a la braza en tronco y acompañada por una exquisita yuca.
Son innumerables las actividades a disfrutar en este “mi inmenso llano” un paraíso sin fronteras, Nunca olvidaré la noche en que en medio del arpa, cuatro y capachos el cantautor llanero del Botalón (sitio autóctono) me dedicó un contrapunteo, donde resaltó mi juventud y mi dialecto valluno porque es una ley del llanero darle la mano al que llega, el que está adentro, se atiende, el que está afuera, se apea y con gran algarabía se le abre la talanquera como si fuera un hermano que de otras tierras viniera.